Barye Antoine Louis, estatuario y pintor, nacido en París el 15 de septiembre de 1795, fallecido en París el 29 de junio de 1875, de escuela francesa.
Una de las figuras más altas y poderosas de la estatuaria francesa del siglo XIX. Hijo de un orfebre, quizás fue aprendiz de su padre. A los trece años tuvo que ganarse la vida, entrando como aprendiz de Fourier, un grabador de acero para equipos militares. Este aprendizaje, aunque muy duro, debe considerarse que le ha sido de gran utilidad, ya que le puso en contacto a una edad temprana con todo el trabajo del metal, desde la fundición hasta el cincelado. Ingresó en la Escuela de Bellas Artes de París en 1818, donde recibió una formación clásica en el taller del escultor Bosio y del pintor Gros. En 1820, Barye fue contratado por el orfebre Jacques Henri Fauconnier, para quien realizó esculturas. Perfeccionó su estudio de la anatomía frecuentando la colección de animales salvajes del Museo Nacional de Historia Natural. En 1831 se dio a conocer al público al exponer en el Salón el Tigre devorando a un Gharial, lo que supuso la revelación del Salón, convirtiéndose en el primer escultor romántico. Barye abrió entonces su propia fundición y distribuyó él mismo su trabajo. Se convirtió en el escultor favorito de Fernando Felipe de Orleans, para quien creó un centro de mesa, y más tarde se convirtió en el escultor casi oficial de Napoleón III. Creó obras monumentales para la decoración del nuevo Louvre. Nos gusta reconocer en las obras de Barye el arte de elaborar verdaderos retratos de animales, de captar, si se puede decir así, sus sentimientos, su ferocidad, su miedo, su sufrimiento, sus dramas. Por último, Barye fue capaz de conferir a la mayoría de sus esculturas, animales o personajes, sea cual sea su tamaño, ese carácter de monumentalidad que es la marca del verdadero genio.
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